Autor: Elli worllard
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¡Salvemos a la abuela!

¿Le ha llegado la hora al gran lobo feroz? Érase una vez un lobo hambriento, con ganas de comerse un cerdito. El problema es que este cerdito tenía una casa de ladrillos, y ya se sabe que las casas de ladrillos no se pueden derribar por mucho que un lobo sople. Por lo tanto, nuestro lobo tendrá que cambiar de plan, y a la abuela de Caperucita está dispuesto a encontrar. Cerdito al rescate. ¡Salvemos a la abuela!

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