Un cuento poético ilustrado que nos recuerda que las lágrimas nos ayudan a crecer, a calmarnos y a curar nuestras heridas. También muestra que todos lloramos: niñas y niños, pequeños y grandes, altos o bajos ...
¡El señor Ponte no podía creerlo! ¡Había un pelo en su sopa! ¿Quién será el culpable de semejante descuido? El señor Ponte no descansará hasta averiguarlo y dar su merecido al culpable."Si este pelo es tuyo, le dijo con firmeza, te tiraré el plato de sopa a la cabeza".