Jim Pancé tiene un ataque de gruñonitis y no sabe por qué. Sus amigos no lo entienden: ¿cómo puede estar enfurruñado si hace TAAAAAN buen día? Las cebras le invitan a hacer la croqueta con ellas, los pájaros a cantar y los monos a columpiarse, pero Jim no puede seguir tantos consejos... y se colapsa un poquito. ¿No será que de vez en cuando todos necesitamos ser un poco gruñones?