Los pies de ELena son tan grandes y feos que ella piensa que nadie podrá quererla jamás. Por suerte su hermano Enrique, el Chico, trata de ayudarla y busca la forma de solucionar el problema.
Un escritor que se encuentra con su personaje. Una historia que se escribe de a dos y se va armando poco a poco con los sueños compartidos. Aunque, claro, escribir no es nada fácil: a veces hay que discutir algunas cosas, borrar muchos detalles, corregir una acción y volver a empezar. Pero al final siempre triunfa el amor. ¡Y el desamor! Porque es lindo enamorarse, pero mejor todavía es tener la libertad de poder cambiar de idea.
Un día caperucita, camino a casa de su abuelita, pedaleando a toda velocidad, tuvo un accidente por no respetar las normas de educación vial. Un agente de tránsito municipal peludo, con hocico y dientes afilados pero buena persona y vegetariano (¿adivinaste?) la detiene y empieza la historia donde los personajes no son ni muy muy ni tan tan como en el cuento tradicional.
Enrico es el perro del Señor Rossi. Cada mañana éste encuentra su terraza llena de tomates, ollas, zapatos y sartenes…y no entiende porqué. Sucede que a Enrico le gusta cantar mas que nada en el mundo. Y se anima a hacerlo…aunque cante como un perro.
Felisardo era un monstruo espantoso, horrible, aterrador… Siempre salía a asustar escondido en la oscuridad de la noche. Todos le temían. Nadie se atrevía a enfrentarlo. O casi.
Un día Felisardo creía que sería una noche como cualquier otra. Pero no. Esa noche su peor pesadilla le falló. Y todo cambió.
A José se le olvidan las cosas. Descubre lo que pasa un día cuando sin querer, deja la llave de agua abierta en el patio de su casa y un pueblo sequito, de repente, se llena completamente de agua!