
Este cuento plantea, utilizando el sentido del humor como hilo conductor, una serie de reflexiones para que las personas adultas y las niñas y los niños jueguen juntos.

Cada vez que se enfada (porque le dicen que no, porque tiene que comerse la sopa…), Simón hace rabietas terribles y adopta forma de animal feroz! Un cocodrilo, un león, incluso un dragón… A él le parece fantástico: todos le temen. Pero ¿quién quiere estar con alguien que da miedo y cerca de animales tan peligrosos?

Juan el elefante no sabe qué le pasa. Desde hace unos días, se siente muy raro. Algo se mueve en su barriga. Un extraño bichito no identificado. Se pone colorado, dice cosas rarísimas… Preocupado, va al médico. ¡Este no puede creer lo rápido y fuerte que late el corazón de Juan! Y cuando entra en la sala Lola la elefanta, ¡su corazón parece a punto de explotar! El diagnóstico está muy claro: ¡Juan tiene el virus del amor!

Cornelio era un viejecito que no había descubierto el amor. A veces se sentía solo y triste. Entonces, se dedicaba a inventar: semillas voladoras, rastrillos mellados, flores con ruedas, jardines con pompas de jabón…
Pero, un día, Cornelio fabrica el gran invento de su vida: una máquina de fabricar besos.

Juan el elefante, protagonista de El pedo, ha vuelto. Está triste.No ha hecho nada extraordinario en su vida. No ha viajado a la Luna, no ha creado ni un libro ni un cuadro que hayan aportado algo especial al mundo… Pero, un buen día, ¡hace una caca pequeña, pequeñísima, minúscula! Viniendo de un elefante, ¡es diminuta! Lleno de orgullo, la enseña a sus amigos, ¡y todos coinciden en que su increíble creación podría pasar a la Historia!

¡Pobre Juan! Debe retener el pedo que tiene… Porque es bien sabido que un pedo de elefante puede ser el fin del universo. Ante la idea de ser la causa del fin del mundo, por supuesto, Juan se sienta y espera. ¡No puede ni imaginar lo que realmente va a suceder!

Pepito es el animal más feliz de la granja. Mientras que todos sus amigos tienen hermanitos y hermanitas,Pepito tiene a sus padres sólo para él. Cuando se entera que su mamá está incubando un huevo, el pollito no se pone muy feliz. Pero después todo cambia.

Cuando el erizo ve al pato que incuba sus huevos, él también quiere incubar el suyo para tener un pequeño erizo. Sus amigos se ríen de él, pero después todos quieren lo mismo.

Pepito está a punto de dormir cuando de reojo ve a un ratoncito cerca de su cama. Que le dice: ¿Y si te doy un mordisquito en un pie? y ahí comienza la aventura justo antes de dormir.

Noemí, una niña mestiza, siente una gran tristeza: quisiera ser blanca, blanca como su papá.
Entonces, su papá le cuenta la historia de Mina, la gatita negra que quería ser blanca, antes de aceptarse como era.
