El Bosque descansa en una madriguera y deja huellas de hierba allí donde pisa. Cuando salta por las piedras del río, suenan como las teclas de un piano. El bosque tiene su propia música. Y por la noche, cuando todo está oscuro, las luciérnagas lo guían de vuelta a su habitación.
El Mar es el rey de lo más profundo y de toda su superficie. Cabalga una ballena, salta sobre las olas, sabe dónde están todos los tesoros y, cuando se va a dormir, el faro de la costa lo acuna con su luz intermitente. Cuento para que los más pequeños se inicien en la lectura de poesía.